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Equilibrio entre el Cielo y la Tierra



En nuestra primera entrada de este blog intentamos dar una visión muy generalizada de lo básico que es nuestro sistema de percepción. Es fácilmente confundible y manipulable. Aun así, puede ser una gran herramienta si nos mantenemos conscientes de lo vulnerable que somos. Esta vulnerabilidad puede transformarse en una gran virtud para ser aplicada en la cotidianeidad si es que logramos recordar en cada momento la interconectividad que hay en todo. De la última oración puedo rescatar un Sutra antiguo:

“El sufrimiento no está en el hecho, está en la percepción del hecho”

Son tantos los estímulos a los cuales estamos expuestos que se nos hace difícil estar conscientes sobre el impacto que hacemos con nuestros actos hacia toda la Existencia. Nos vemos entrando en una inercia que al llegar la noche nos aqueja ese silencio que grita ser escuchado, ese estado de meditación que nos brinda un sendero, un destino, una ruta saludable y armoniosa hacia la luz, que es representada por un estado de calma, en paz y tranquilidad. Esa queja que nos hace evitar la noche y prolongar el ir a dormir es respalda por escaparse en la tecnología que tenemos disponible a sólo un click. Nos asustan tanto que tenemos que ir a alocarnos, a “festejar” por lo que sea, a re-unirnos sin darnos cuenta que el silencio de la noche con todas sus fragancias y cualidades fueron creadas para satisfacer un fin en nosotros y nosotras.
Estos propósitos de los distintos ciclos circadianos, estaciones, climas, relaciones se nos ocluyen por entrar en la cotidaneidad de la vida actual en sociedad.

Tendemos a evitar el re-conocer que lo que pasa en cada momento, directa o indirectamente, nos involucra, y que al involucrarnos tenemos una responsabilidad sobre nuestros actos y que el volante de nuestra acción tiene que ser la conciencia de que, lo que haga, tenga un efecto lo más armónico en mis relaciones. Cuando menciono relaciones me refiero a todo elemento que me da vida y con el cual me relaciono. Desde lo tangible a lo intangible. Por ejemplo, la comida, mi padre, emociones, el trabajo, etc… Cada uno de estos elementos que incorpora lo que “soy” tiene un impacto en mí y yo en ellos o/y ellas.
De aquí se desprende que lo que llamo “yo” no es estático. Es un movimiento que se expresa en cada momento de una forma distinta. El reconocer este dinamismo es una principal herramienta para volvernos cada vez más resilientes frente a la vida.
Lo antiguos le llamaron Pratityasamutpadah a esta interdependecia e interconecividad. El reconocimiento de mi ser como un movimiento y una relación relativa al contexto presente es un primer paso a acercarse desprenderse de las “ataduras” que nos aquejan continuamente. Por ejemplo, tengo un gran amigo que nos vemos casi todos los días. De repente reacciona de una manera inesperada que me molesta, en vez de reconocer el dinamismo y lo cambiante de la vida, reaccionó de forma abrupta frente a este nuevo momento, extraño y distinto que puede ser que sea amenazante y digo:”¿Por qué reaccionas así, tú no eres así?”.
Es más fácil establecer un mundo "aristotélico" donde todo sea conocido, entonces nombro a todo y creo conocerlo todo. Pero, en la práctica esto nunca va a ser así.
Los científicos están continuamente conociendo el Universo, creando leyes y llegan a teorías estáticas, que luego creen que han refutado teorías al observar cosas distintas. La invitación es a recordar que la energía no se destruye, se transforma. Que algo que pudo haber ido a cierta velocidad como la luz, ahora puede ir más rápido y no es que Einstein se haya equivocado, solamente son momentos distintos.

La vida sigue un ciclo continuo que está en constante dinamismo. Este principio base de la vida es lo que nos dará la pauta a nuestra conciencia para decidir que es mejor para nosotros y nosotras. Nos da muchos grados de libertad que antes no teníamos y nos quita las piedras que llevamos en la espalda de tratar de responder socialmente, familiarmente, laboralmente y me encauza a poder decidir en cada momento lo que quiero representar, lo que quiero ser, como me quiero relacionar con la vida.

Sí aun no queda claro podemos verlo de la siguiente manera. Tenemos los sentidos, donde cada célula de nuestro cuerpo tiene un rol sensorial y un rol efector. Nuestro sistema sensorial recibe información desde nuestro medio externo (más allá de la piel) y de nuestro medio interno (más acá de la piel), es decir, recibe de todos lados, lo procesa y envía una respuesta. Este proceso ocurre millones de veces por segundo y solamente logramos ser conscientes del 2% de lo que nos pasa.
Y no solamente el sistema nervioso, también el muscular, esquelético, energético, etc…
Todas las expresiones de nuestro ser siguen esta dinámica continua y ocurre millones de veces hacia ambos lados en cada momento.
Por ejemplo, el sistema de canales y colaterales (jing luo) de la Medicina Tradicional China (MTCh), aunque hoy se le debiese sacar lo chino porque paso a ser de toda la humanidad, siguen rutas conocidas, longitudinales y bilaterales. Tenemos canales que van por posterior desde la mano a la cabeza y de la cabeza a los pies (generalmente), y otros canales por anterior de los pies al pecho y el pecho al pie. Es una constante comunicación entre las energías cósmicas y del medio con las energías telúricas. A esta relación le llamaron San Bao (3 tesoros). 
Antes de continuar, repasemos: El Qi es lo que nos une a todos y todas, el Qi no es estático y su dinamismo lo representa la teoría del Yin Yang. Este movimiento no es caótico es ordenado, y este orden es el Dao. Como también no es como un interruptor donde lo subo es Yang y lo bajo es Yin, es un proceso que va desde el Ying a lo Yang y del Yang a lo Yin. Para representar este proceso incluyeron una fase pivot entre el Yin y Yang, lo que desencadenó en San Bao, para luego, llegar a las 5 fases.
Como mencionamos en la entrada anterior el Yin y Yang está en todo, porque son una expresión del Qi. Cuando nos situamos en la humanidad observamos que la humanidad está entre las energías celestiales y telúricas. La teoría San Bao aplicada a la relación de la humanidad con estas energías fue representada de la siguiente manera:

Cielo
Humanidad
Tierra

Donde la humanidad está en el centro de intercambio de las energías y como lo hemos mencionado, esto se argumenta con el propio estudio del cuerpo al observar como nuestro organismo está continuamente intercambiando información con nuestro medio.
De aquí se desprende y aprovechó de traer lo que hemos presentado en esta entrada. La salud depende de que podamos ser canales puros entre el Cielo y la Tierra o las energías cósmicas y telúricas. Cuando se genera algún obstáculo en nuestro organismo que dificulta el movimiento del paso de Qi hacia un lado u otro es que se van gestando las primeras semillas a lo que llamamos enfermedad, y que enfermedad es la forma más óptima cómo reacciona tu organismo frente a las decisiones que tú has tomado, que eres responsable por ellas y que han llevado a tener el estilo de vida que tienes. La enfermedad es un estado saludable frente a decisiones no tan conscientes, por no decir malas. La enfermedad es el aviso que da tu ser para que reacciones y cambies. Claro, si es que te molesta eso que alguien llamó enfermedad, aunque este será otro tema,

Podemos traer distintos paradigmas de distintas terapias, medicinas, culturas y podemos observar el punto común que mientras más nos entreguemos a nuestra sabiduría interna, a la divinidad que crees, a lo que te hace feliz, menos obstáculos le pondremos a nuestro organismo para ser canal de intercambio de vida.
Siguiendo nuestros sueños, nuestras dichas, encontrándonos en el amor con otra persona, encontrando lo hermoso de todo lo que existe, encontrar la luz donde menos creemos que la hay; todo esto ayuda a re—encontrarse con nuestra salud, el estado inherente de vida de la humanidad. Y para ello, tenemos que volvernos responsables que mi vida no me pertenece, yo le pertenezco a la vida y mi aliento y presente es para su equilibrio.

Ubicados humildemente entre el Cielo y la Tierra, como el Canelo (drimis winteri), entenderemos lo simple que es ser saludable y para empezar a vivirlo tenemos que despertar a todos los sueños o ilusiones que nos hemos auto-impuesto de ponernos un arquetipo o personalidad de quién somos.

Entonces, tenemos que entregarnos a lo vulnerable para entregarnos a la vida. La vulnerabilidad no es debilidad, es un espacio de entrega a seguir lo que más amo sin miedo, sin confusión. 
El reconocer el dinamismo complejo y constante de la vida que me atraviesa me da pautas para comprender, aceptar y llevar de mejor manera nuestra vida. Lo que nos pasa es una respuesta a nuestras decisiones y que nos invita a responsabilizarnos por ella y hacer más conscientes de las que podamos tomar en adelante. Que el desequilibrio o enfermedad es una respuesta óptima a nuestras decisiones que nos muestra que algo no anda bien y nos hacer ver que algo tenemos que cambiar. Sí mantenemos nuestra arrogancia o pasividad y tratamos de callar estos síntomas beneficiosos nos iremos degenerando y la oportunidad de cambio se irá complejizando.

Atrévete a ser distinto, nuestras sociedades están enfermas y no podemos seguir su inercia. Seamos vórtices de cambio hacia culturas luminosas, recíprocas, dinámicas, amorosas y unidas en un propósito, ¿Cuál? Tenemos que consensuarlo. Por nuestras relaciones, por nuestras generaciones, por nosotros y nosotras.



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